Todo empresario desea diseñar una buena estrategia y ejecutarla correctamente. No obstante, conseguirlo continúa siendo un difícil objetivo para la mayoría de las empresas.
Planificar e implementar estrategias nuevas y originales para aprovechar las oportunidades en un mercado competitivo es una muy difícil y ardua tarea. Evidentemente, no existe una única estrategia que funcione en todas las empresas.
Así como en la mayoría de los problemas complejos, la solución a la interrogante de planificar y ejecutar una estrategia con éxito radica en emplear un procedimiento práctico, por etapas, que descomponga el problema en piezas manejables que se puedan abordar en una sucesión lógica.
Todos los integrantes de la sociedad nos vemos afectados de una u otra forma por las determinaciones estratégicas que toman las compañías en relación con sus productos y servicios. Estas decisiones influyen en los clientes, trabajadores, competidores, capitalistas y asociaciones empresariales.
La estrategia se suele comparar con la táctica. Mientras que la estrategia se refiere a hacer las cosas que se deben realizar, la táctica apunta a hacer las cosas bien. La estrategia fija la dirección que deberá seguir la empresa, mientras que la táctica determina cómo procederá en esa dirección.
En el mundo empresarial, la competencia es quien incita a las empresas a hallar la forma de superar a sus rivales, mediante el uso efectivo y eficiente de los recursos. Los principales desafíos estratégicos de las compañías abarcan: cómo satisfacer a los clientes, cómo incrementar las ventas y cómo cumplir con los objetivos financieros de forma constante. Por ejemplo, una empresa puede llevar a cabo la estrategia de incrementar su participación de mercado vendiendo un producto más barato que la competencia. Al ocurrir esto, los competidores reaccionan, debiendo la compañía adaptar la estrategia nuevamente para conseguir superar los nuevos desafíos. No existe un final en el ciclo competitivo, prosigue indefinidamente.
La estrategia debe ir desarrollándose con el paso del tiempo, combinando lo definido con la respuesta de la empresa a los sucesos, lo que vaya asimilando de la experiencia y con la nueva información e ideas que vayan surgiendo.
La formulación y ejecución de estrategias es un proceso repetitivo, que necesita de mucha habilidad para adoptar e implementar decisiones, contemplar, examinar y aprender de los resultados, para luego volver a tomar nuevas determinaciones.
Para que las estrategias tengan éxito, se deben llevar a cabo efectivamente y actualizar constantemente.
Mauricio Hermosilla
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